LOS DÍAS DEL DÍA
(a dos manos)
(a dos manos)
Me imagino que, por más cristiano que se sea, no haya alguien que se le ocurra festejar las inquisiciones; por más aberraciones que se alberguen, no haya alguien que se le ocurra confundir las cenizas judías de Auschwitz con pura nieve, y dejar que se derrita en las memorias tanto desespero, tanto horror cercano.
Así, ¿hay algo que festejar el 12 de octubre?
América Latina, Hispanidad, Raza: ¿Día?; pues sí, y sin rencor en la raiz, hay que agradecer el que, de cierta forma, ahora todos nos comunicamos en español (castellano evangelizado).
¡Dejémoslo pues en Encuentro de Culturas!
© JB (12.10.2007)
Hay que marcar (no festejar) el descubrimiento o, mejor, conquista de América. Es una fecha histórica que produjo una nueva realidad (irreversible, claro), como un bebé que nace ensangrentado.
Nosotros marcamos el re-nacimiento del continente desde los ojos noroccidentales, una nueva realidad con una nueva demografía, que recién empieza a dar sus primeros pasos (aun después de más de cinco siglos).
La historia vista por los ojos del corazón es una sucesión de calamidades y hechos de sangre, masacres y opresiones.
Pese a la gestación de la nueva realidad americana, en los tiempos modernos han desfilado ante nuestros ojos millones y millones de muertos y esclavos, las miríadas de sus descendientes hacinados, superviviendo en la miseria y la degradación de las megápolis latinoamericanas.
La tinta con que se escribe esta historia en castellano es la sangre. No hay una versión vasca, catalana o gallega.
El hombre blanco desplegó su cultura en la punta de la espada pero, de algún modo, permitió la progenie mestiza de trabajadores y administradores, la supervivencia del indio como fuerza esclava.
Ya en el Norte, sin hispanidad, las poblaciones indígenas también son exterminadas, en la medida de lo posible, por el canuto alglosajón, imbuido de la grotesca ética del trabajo y la ganancia personal, que el Antiguo Testamento y el Cristo de los Evangelios describieron como maldición por el Pecado Original, y como un obstáculo insuperable para acceder al Cielo: la ganancia personal, la riqueza (ver para creer).
© Jorge Etcheverry (12.10.2007)
.....página personal: http://www.etcheverry.info/
Nosotros marcamos el re-nacimiento del continente desde los ojos noroccidentales, una nueva realidad con una nueva demografía, que recién empieza a dar sus primeros pasos (aun después de más de cinco siglos).
La historia vista por los ojos del corazón es una sucesión de calamidades y hechos de sangre, masacres y opresiones.
Pese a la gestación de la nueva realidad americana, en los tiempos modernos han desfilado ante nuestros ojos millones y millones de muertos y esclavos, las miríadas de sus descendientes hacinados, superviviendo en la miseria y la degradación de las megápolis latinoamericanas.
La tinta con que se escribe esta historia en castellano es la sangre. No hay una versión vasca, catalana o gallega.
El hombre blanco desplegó su cultura en la punta de la espada pero, de algún modo, permitió la progenie mestiza de trabajadores y administradores, la supervivencia del indio como fuerza esclava.
Ya en el Norte, sin hispanidad, las poblaciones indígenas también son exterminadas, en la medida de lo posible, por el canuto alglosajón, imbuido de la grotesca ética del trabajo y la ganancia personal, que el Antiguo Testamento y el Cristo de los Evangelios describieron como maldición por el Pecado Original, y como un obstáculo insuperable para acceder al Cielo: la ganancia personal, la riqueza (ver para creer).
© Jorge Etcheverry (12.10.2007)
.....página personal: http://www.etcheverry.info/
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